martes, 30 de marzo de 2010

_054

estoy contento,
nunca me canso
de tanta sangre,
todo el día en el matadero,
cortando terneras,
jugando con el cuchillo
entre sus carnes interminables,
bañándome en su sangre,
bebiendo directamente
de los animales,
de sus cuellos
abiertos en canal,
luego llego a casa,
carne para comer,
mi mujer me la hace sangrienta,
como a mí me gusta,
por la noche dejo que me pegue,
que me rompa la cara
mientras me folla,
sentir la sangre en la boca,
derramarla sobre su cuerpo
y poder lamerla,
salir a la calle,
a los bares,
a los bares de macarras,
empujarles
y pegarme de hostias,
me lo paso en grande,
me encanta la vida,
sin sobresaltos,
con amor,
con sangre.

2 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Nada más cierto: una vida así debe ser sangrienta para evitar sobresaltos. Qué haría sin sangre ese hombre.

Ana Pedrero dijo...

Con amor. Con sangre. A veces son casi la misma cosa.

p.d. A mí la carne muy hecha, por favor. :)